24 junio 2011

Antes y Después

El fin de semana pasado alguien -un alguien que leyó y gustó mucho de la versión original del cómic de Frankenestein- me preguntó si no había cambiado demasiado el estilo (para mal) durante los procesos de corrección. Me dijo que le había encantado la "crudeza del estilo original" y "lo áspero" del asunto. La verdad es que, estilo aparte, me dio un gusto enorme saber de alguien que, a pesar de los errores, hubiera disfrutado la adaptación y que se hubiera dado la tarea de leer el primer "borrador" a pesar de lo tosco de dibujos originales. Supongo que eso le da puntos positivos a las 134 páginas a las que estuve a punto de perderles la fe en algún momento. Eso, junto con el hecho de que se ve muy linda en Kindle, me anima de verdad a no dejarla ir.

Nuevamente les dejo algunas planchas del viejo "Frankie". Esta vez comparaciones entre la versión original y la corregida. PD: La verdad es que estoy posteando tanta cosa porque ya me muero de ganas por poner un par de páginas a puro lápiz de la novela nueva aquí, pero como todavía no tengo nada escaneado, la cosa es imposibilísima todavía... 





 

 

21 junio 2011

La Autopsia Invertida

Estos días de dormir mal, días cansados, duramente trabajados, de sed, de dolor de espalda y de articulaciones entumidas; estos días encerrados, pasando el tiempo entre la lámpara y el ventilador, entre las manchas de lápiz y los reinicios de la computadora: estos son los mejores días de trabajo de toda mi vida hasta donde va. Ojalá todos pudieran tener la oportunidad de encerrarse durante meses a hacer lo que quieren hacer. Es la única forma de darte cuenta de cuánto amas al oficio, o de cuánto lo odias. Por eso el cazador de dragones se baña en la sangre de sus presas, hace escudos con sus escamas, collares con sus dientes, armaduras con su cresta, polvo de sus huesos. Ama lo que destruye porque en ese destruir crea su oficio. Eso sí, lo siento por la población mundial de dragones.
            Ahora entiendo mejor que nunca a Víctor Frankenstein. La obsesión de crear algo único, nuevo, algo vivo a partir de materiales muertos: papel, minas, reglas, esfuminos, esos son los brazos y los torsos, las piernas y los cerebros con los que armo mi cadáver viviente. Mi autopsia invertida. Son la arcilla y el barro de mi Pigmalión. Los fluidos de un Herbert West que como yo, está dispuesto a desaparecer del mundo, a dejar de ser para el antojo y la vista de todos, con tal de lograr su meta.
            Entremedio de mi nuevo trabajo tuve oportunidad de corregir, una vez más, las páginas de mi primer cómic. Es uno de los tantos proyectos que cuajarán a base de “a huevo” en estos siguientes meses. Como todavía es un trabajo potencialmente rentable, y bueno para mandarse a concursos y editoriales, no puedo publicarlo por completo en línea, pero nada me quita el gusto de colocar aquí algunas páginas inconexas, y en baja resolución, para tener con qué alimentar a mis Bloggers.
Llego orgullosamente a este solsticio de verano con una nueva versión de Frankenstein lista para imprimirse, con 48 de 63 planchas (con sus saltos calculados) ya trazadas para mi nuevo trabajo y con la mitad de un tercer proyecto de literatura que también tengo entre manos. Llego a este día con tiempo, con ganas, pero lo más importante, con una sonrisa en la boca, con un chingo de nueva experiencia y sin ningún lamento.

Abajo, tres planchas terminadas de mi primer cómic,  "Frankenstein o el Prometeo Moderno" (2009). Disfruten y, ojalá un día cercano pueda decrirles dónde comprarlo.



  
      

02 junio 2011

Avances

No he tenido la intención de desatender el blog pero en realidad el trabajo ha sido arduo y entretenido. Estoy disfrutando cada cosa que hago e incluso, a pesar de la prisa, me detengo a apreciar cada viñeta con calma.  Todo va muy bien.
                Luego de un par de docenas de bocetos que evolucionaron en un lapso verdaderamente corto (alrededor de 4 días), con guión terminado en mano (finalizado y corregido en 4 días) y una galería completa de material fotográfico de referencia ex profeso, logré definir el estilo de la novela: un bonito híbrido de lápiz con digital.
                Como había comentado antes la novela incluye más de un estilo, pero el estilo secundario lo tuve desde un principio claro, así que sólo falta ver que quede tal y como lo veo dentro de mi cabeza. Creo que ese siempre es el problema con todo: hacer que las manos reproduzcan lo que ya está aquí arriba (señalándose la sien con el índice, la mirada perdida).
                Hoy, 2 de Junio de 2011, me encuentro trazando la plancha número 11 (nada mal) de unas 50 que van a llevar trazo. El resto no llevan, ora porque son 100% digitales o porque son ligeramente distintas. Si me mantengo en una producción de 2 planchas trazadas por día, promedio, todo irá bien. Eso me da un mes para terminar trazo, un mes para digital, y una semana para ajustes. Vaya que me gusta mirar de frente a la hidra para saber que todo está bien (código para: “me hace bien trabajar bajo esta presión”).
                Ahora me voy a continuar. Los que conocen la disposición de mi estudio saben que mi mesa de dibujo está aquí junto, y la plancha ya empieza a mirarme con algo de odio por no ponerle atención. Aquí están algunos de los bocetos que hice durante el proceso de pre. El último es el que más se acerca al estilo final con el que estoy trabajando. Saludos a todos.

PD: Los textos que aparecen en las viñetas no son parte del guión original para esta novela gráfica. A su vez, las imágenes tampoco son planchas reales de trabajo. Aún así todo es propiedad de Sergio Vicencio y El Recuadro en Blanco, excepto por el texto más largo de la segunda ilustración, que fue parafraseado de  "La tabla Esmeralda " de Hermes Trismegisto.