Supongo que ya no hay riesgo de sacar esto al público. Hace dos semanas tuve la oportunidad de presentar un proyecto para cierta empresa de renombre. El proyecto implicaba hacer una ilustración (una serie de, de hecho) que pareciera estar a mano pero que fuera digital para su fácil manipulación. Me pidieron una prueba y esto fue lo que entregué. Lamentablemente perdí contacto con el intermediario y no supe cómo había resultado todo. Me enteraré cuando vea el trabajo de quien se haya quedado con la cuenta en una parada de camión.
La cosa era trabajar sobre unas fotografías que me dieron ex profeso y a razón de ciertas peculiaridades de la marca y los archivos, el nombre que se le quedó de cariño a la ilustración fue ese, Brenda Lee.