Por fin llegó el momento de mostrarles algo de nuevo.
Estoy tan emocionado como preocupado. Ansioso por el tiempo y a la vez completamente tranquilo en los procesos. Busco un milagro sin ser creyente. Soy como un escéptico cazando a Pie Grande. A final de cuentas es un salto de fe.
¿Se acuerdan de la escena final de “Indiana Jones y el Santo Grial” en la que Indy se para al borde un acantilado y, sin saber qué pedo, da un paso hacia la nada y queda de pie en un puente? Pues en este momento yo soy Indy. Lo que él hizo es precisamente lo que he estado haciendo: abrí un diario, vi el dibujo de una quimera y comencé una empresa de la que ni siquiera tengo la certeza me lleve a algún lado. Simplemente, como decía Mulder, “quiero creer”; quiero creer que cuando das todo, y pones todo en algo en lo que creer, algo más, algo más grande, finalmente sucede. El único problema eso no es verdad. En realidad no es la primera vez que hago eso y todas las demás veces que lo he intentado todo ha salido mal. Ya he puesto todo en algo, y a veces nada bueno pasa, sólo pierdes cosas, tiempo, y la experiencia que ganaste se desgasta con el tiempo desértico que viene después. La experiencia y la práctica, especialmente en el dibujo, se deslavan rápidamente.
Cuando dije que me había embarcado en una empresa brutal omití una parte crucial de información: Esto es como en “Gatacca”. Ésta es mi “escalera prestada”, mi última vida en la lucha contra Bowser. Seré un poco más claro porque vivo de la referencia bibliográfica y fílmica pero no digo nada. Cuando comencé pedí dinero prestado, y tiempo prestado: un tiempo en el cual trabajo diez horas diarias pero no ingreso un solo peso. Un tiempo en el cual dos personas estamos viviendo con el dinero de una (que no gana nada mal pero que tampoco es para tanto), y que, por lo mismo, no puede extenderse demasiado. Un tiempo en el cuál, además, estoy endeudado por materiales. Así, la cosa va como sigue; si con este proyecto, más el que hice de poesía y ya se mandó, más el que tengo para Madrid, gano algo de dinero de cualquiera de los 3 concursos, voy a continuar haciendo lo que estoy haciendo tal y como lo estoy haciendo por varios meses más. Si no, me tomo la pastilla roja y derechito a la realidad.
Es verdad que uno pude tener un “day job” y soñar por las noches. Pero nada se compara a la absoluta inmersión que he experimentado estos meses. La cantidad de aprendizaje, la velocidad. Es como desarrollar una habilidad mutante: ya lo tienes, pero tienes que usarlo. Ha sido una beca exprés para un curso ultra intensivo. Lo terrible es que ya he estado ahí, en esa posición, trabajando en cualquier lugar para sacar 5 mil pesos durante 8 horas y luego llegas a tu casa y se vuelve difícil tener la misma energía para darle 8 horas a lo que realmente te importa. A algo que no queda saciado con 3 o 4 horas, y que no le bastan los fines de semana.
Entonces esa es la cosa: últimos meses de todo o nada.
Pero esta es la otra cosa, la cosa buena, la cosa nostra. Dejo algo diferente a lo que prometí. Había dicho que iba a postear un par de planchas completas a lápiz, pero no. Ya está todo escaneado y limpio (50 planchas a lápiz, 4 planchas de texto, y quedan 6 de puro digital), y estamos en la fase de color para las primeras 50 (tengo de aquí al día 20 para terminar esta etapa). Pero como ya estamos en color, quiero que vean un poco del proceso. No demasiado aún. Luego habrá una especie de making of…, pero por ahora es sólo una viñeta a lápiz, plancha 5 viñeta 5, y la misma ya terminada.
Eso es todo. Ahora sigo trabajando.
Estoy de pie en el borde. De hecho ya di el último paso. ¿Me caeré?